China crecerá menos debido a la guerra comercial con Estados Unidos
En plenas negociaciones con EE.UU. para alcanzar un acuerdo que ponga fin a la guerra comercial abierta el pasado verano, China se resigna a la ralentización de su economía, que este año crecerá entre el 6 y el 6,5%. Así lo anunció ayer el primer ministro, Li Keqiang, ante los casi 3.000 diputados congregados en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín para la apertura de la reunión anual de la Asamblea Nacional Popular, el Parlamento orgánico del autoritario régimen chino.
«El país se enfrentará a una situación complicada este año y, mientras se toman las medidas para estabilizar la economía, China seguirá persiguiendo una apertura completa», prometió Li Keqiang en su discurso, emitido en directo por la televisión estatal. A tono con la ralentización de la economía china, Li lleva ya tres años augurando un crecimiento inferior al 7%; primero entre esa cifra y el 6,5% y ahora bajando incluso al 6%. Con un Producto Interior Bruto (PIB) de 90 billones de yuanes (11,6 billones de euros), la economía china creció el año pasado un 6,6%, su cifra más baja desde el estallido de la crisis global en 2008. En el último trimestre del año pasado, el incremento fue del 6,4%, el peor dato desde la subida del PIB del 3,9 por ciento registrada en 1990 tras la masacre de Tiananmen el año anterior. Muy lejanos quedan ya aquellos tiempos en que el anterior primer ministro, Wen Jiabao, pronosticaba un crecimiento del 8% que siempre se quedaba corto, ya que el PIB subía por encima del 10%.
Aunque los expertos aseguraban entonces que la economía china debía crecer por encima del 7,5% para generar más de diez millones de empleos anuales, el primer ministro Li prometió once millones de nuevos puestos de trabajo para este año pese a que el incremento del PIB estará un punto por debajo de esa cifra. Otra indicación más de lo relativos que son los datos en China, que algunos analistas ponen en duda rebajando hasta la mitad los números oficiales.
Con un desempleo urbano en torno al 5,5% y rural del 4,5%, la inflación se situará alrededor del 3%, vaticinó el «premier». En la lectura ante los diputados del informe sobre el trabajo del Gobierno, el discurso más importante del calendario político chino, Li Keqiang destacó los éxitos alcanzados en «tres duras batallas»: los riesgos críticos para la economía, la reducción de la pobreza y la lucha contra la contaminación.
Para incentivar la economía, el régimen aumentará los gastos en infraestructuras, sobre todo en líneas ferroviarias con una inversión de 800.000 millones de yuanes (105.000 millones de euros) y autopistas y vías fluviales, que recibirán 1,8 billones de yuanes (236.000 millones de euros). «El Gobierno, al menos por ahora, se está comportando en línea con nuestras expectativas de un mayor estímulo presupuestario desde el Ejecutivo central, en vez de depender de las administraciones locales y del crecimiento del crédito», analizó en un comunicado Craig Botham, economista de la consultora Schroders, previniendo contra el alto endeudamiento que sufre China.
Recorte de impuestos
Junto a estas inyecciones económicas, Li Keqiang prometió recortar en 2 billones de yuanes (263.000 millones de euros) los impuestos a las empresas, así como bajar sus cotizaciones a la seguridad social al 16% y reducir las tasas al consumo. «Introduciremos beneficios generales y recortes estructurales de impuestos, sobre todo en el sector de las manufacturas y en los pequeños negocios», señaló Li. En concreto, el impuesto al valor añadido en las manufacturas y otras industrias pasará del 16 al 13%, mientras que el de los transportes y construcción se reducirá del 10 al 9%.
«Dejaremos que las entidades del mercado, especialmente los pequeños negocios, sientan que se aligera el peso de sus cargas, cumpliendo nuestras promesas con las empresas y la sociedad», desgranó su agenda reformista en pos de una mayor liberalización de la todavía desigual economía china.
Con un fondo de 106.000 millones de yuanes (15.000 millones de euros), el régimen sacó el año pasado a 13,6 millones de campesinos de la pobreza, una lucha que continuará este ejercicio. «Los objetivos son ambiciosos pero realistas», valoró Li Keqiang, quien prometió «promover el desarrollo de alta calidad con el objetivo de completar la construcción de una sociedad moderadamente próspera en todos los sentidos».
Los gastos militares suben un 7,5 por ciento
Con un objetivo de déficit fiscal de 2,76 billones de yuanes (363.000 millones de euros), que suponen el 2,8 por ciento del PIB, los gastos del régimen ascenderán a 23 billones de yuanes (3 billones de euros), un 6,5 por ciento más que el año pasado. Aunque Li Keqiang destacó las partidas en educación, sanidad y reducción de la pobreza y contaminación, la cifra que cada año es escrutada con lupa es la del presupuesto militar. Al menos oficialmente, pues otros países sospechan que es mucho mayor, este año ascenderá a 1,19 billones de yuanes (156.000 millones de euros), un 7,5 por ciento más que el año pasado, pero por debajo del incremento del 8,1 por ciento que vivió en 2018.
«En comparación con otros países, nuestro gasto en Defensa en 2018 representó el 1,3 por ciento de nuestro PIB, mientras que en otras naciones desarrolladas la proporción es del 2 por ciento», relativizó el lunes el portavoz de la Asamblea Nacional, Zhang Yesui. A su juicio, «para juzgar si un país entraña una amenaza para otras naciones, la clave radica en su política exterior y de defensa más que en el aumento de su presupuesto militar». A pesar de justificarlo por la modernización de sus fuerzas armadas, este incremento es contemplado con preocupación en Taiwán, la isla reclamada por el régimen de Pekín, y otros países vecinos con los que mantiene disputas territoriales.