Cambios necesarios
Por Manuel Hernández Villeta
La sociedad dominicana tiene que emprender cambios profundos. No puede seguir por este derrotero. Se amplía cada día la brecha de los polos extremos. Hay que validar la consigna de un capitalismo de rostro humano, ante el crecimiento de la miseria.
El país parece retroceder en lo que se refiere a seguridad social, atenciones hospitalarias, educación y otros servicios. Estamos bien en lo que se trata de plantas físicas. Se remodelan hospitales, se construyen escuelas, se amplían los programas sociales y se capacita a los jóvenes en oficio.
Pero falta el sentir humano. Los médicos de los hospitales públicos son deshumanizados. No dan un trato afable a los pacientes, y su gremio por cualquier cosa llama a un paro, sin tomar en cuenta que los más afectados son los indigentes que no pueden ir a una clínica privada.
Se da un paso de avance con la tanda extendida y la construcción de nuevas aulas, pero hay una gran parte de los profesores que son incapacitados, con conocimientos fuera de época, o recién enganchados que no están aptos para impartir docencia.
La forma en que llegan los bachilleres a la etapa universitaria es un buen indicativo de que los profesores no están cumpliendo su rol. De poco vale la inversión de un tres por ciento del presupuesto en el área educativa, si el factor humano no arranca.
La esperanza de lograr un desarrollo tiene que ser puesta en la capacitación de las nuevas generaciones, y no en que determinado político gane las elecciones. Sin una verdadera educación, el país carecerá de los profesionales necesarios para emprender la marcha hacia el desarrollo.
Hay que comenzar a analizar los discursos de los políticos. Hacen promesas que no cumplen, pero son nebulosos, nunca presentan un programa de gobierno por lo que es difícil que se les pueda llamar a capítulo, al hacer una valoración de sus obras.
A los políticos hay que darles seguimiento por sus acciones, y no necesariamente por el discurso. Palabras huecas que se las puede llevar el viento. El país necesita cambios profundos. Nos podemos salvar de caer en el abismo, pero es necesario que se dé un gran salto hacia el desarrollo democrático e institucional.
Es iluso pensar en un gran compromiso nacional. La sociedad fragmentada no escucha ese mensaje, pero hay que trabajar por aunar esfuerzos para iniciar la marcha hacia el siglo 21. En muchos renglones estamos todavía a nivel de los coches de caballo, mientras los países desarrollados piensan enviar excursiones de turistas al espacio. ¡Ay!, se me acabó la tinta