EE.UU. refuerza su despliegue con misiles y un buque de asalto para frenar a Irán

Las fuerzas armadas de Estados Unidos desplegarán en los próximos días en el golfo Pérsico una batería del sistema de misiles tierra-aire de largo alcance Patriot y el buque de asalto anfibio USS Arlington para contener lo que perciben como un riesgo creciente de agresión por parte de la República Islámica de Irán. Después de haber detectado un intento de enviar misiles balísticos a guerrillas en Irak, Líbano y posiblemente Yemen, el Pentágono ha decidido reforzarse en el Golfo, añadiendo esos envíos a los ya anunciados cuatro bombarderos B-52 y el portaaviones USS Abraham Lincoln.

El viernes a mediodía se reunió el Consejo de Seguridad Nacional en la Casa Blanca para estudiar vías para contener lo que percibe como una abierta provocación por parte del régimen iraní tras la reanudación de las sanciones sobre su programa nuclear. Hace una semana, el Comando Central del Pentágono, que abarca la zona de Oriente Próximo y el Golfo, detectó el intento de carga de partes de misiles en buques iraníes, por lo que solicitó formalmente refuerzos a Washington, aprobados inmediatamente por la Casa Blanca. El portaaviones USS Lincoln ya ha llegado al Golfo desde el Mediterráneo, cruzando el canal de Suez.

El ministro de Exteriores norteamericano, Mike Pompeo, visitó de urgencia Irak el martes y reveló posteriormente en una conversación con periodistas en Londres que «eran ataques [contra uniformados norteamericanos] inminentes; es decir, ataques que iban a ocurrir bastante pronto. Nos enteramos de ellos; hemos tomado todas las medidas que hemos podido para evitarlos». Pompeo añadió posteriormente en un comunicado que «el régimen en Teherán debe comprender que cualquier ataque por parte de ellos o de sus satélites contra los intereses o ciudadanos de los Estados Unidos obtendrá una respuesta rápida y decisiva».

El miércoles, el régimen iraní anunció que dejará de adherirse al acuerdo nuclear que EE.UU. rompió unilateralmente hace ahora un año, y que reanudará diversas partes de su programa de enriquecimiento de uranio y almacenamiento de material. El programa nuclear iraní se hallaba congelado desde que se alcanzó el acuerdo entre las grandes potencias mundiales e Irán en 2015. Donald Trump hizo campaña en 2016 con la promesa de romper ese pacto porque Irán no renunció a su programa de misiles ni a su apoyo financiero y material a milicias islamistas como Hizbolá en Líbano o Hamás en la franja de Gaza.

Una batería del sistema antimisiles Patriot consta de hasta 16 lanzaderas conectadas entre sí. En septiembre, el Pentágono retiró cuatro de esas baterías que estaban ya desplegadas en el Golfo al considerar que el riesgo de conflicto con Irán era muy bajo. El USS Arlington se emplea para el envío de soldados del Marine Corps a zonas de guerra y puede transportar hasta 800 soldados y cuatro helicópteros de transporte pesado Sikorsky CH-53E Super Stallion.
Conciliador

En varias reuniones en el Pentágono, el estado mayor conjunto norteamericano deberá decidir esta semana entrante si, como sugiere la Casa Blanca, refuerza todavía más la presencia militar de Estados Unidos en el Golfo ante la creciente provocación iraní. Es cierto que Trump ofreció en una conferencia el jueves un tono más conciliador y dijo que espera que su homólogo iraní, Hasan Rohaní, le llame para negociar un nuevo acuerdo de desarme.

La creciente tensión con Irán también ha tenido serias implicaciones políticas en Washington. El presidente Trump se ha quejado abiertamente de que el jefe diplomático de la administración de Barack Obama, John Kerry, está interfiriendo en la actual política exterior de su país al haber entablado contacto con el Gobierno de Teherán para tratar de salvar un acuerdo de desnuclearización que está prácticamente muerto. «La Fiscalía debería presentar cargos en su contra», dijo el presidente, culpando a Kerry de que Rohaní no le llame y ceda.

Tomado de https://www.abc.es/