Tregua navideña
La pasión política debe descansar en las navidades. Hay que formalizar una tregua entre los candidatos, sobre todo en el área de los presidenciables. Si desde la cabeza hay la idea de respetar la paz de las festividades de fin de año, los demás acatarán la medida.
Lo ideal sería que desde el 20 de diciembre hasta el Día de Reyes haya paz y tranquilidad, y que todos descansen un poco de la brega partidista. No se olvide que se viene de una propaganda masiva para las primarias de los principales partidos.
La mayoría de los dominicanos no militan en partidos políticos. Es el ejército de los que ven y callan. La mayoría silenciosa. Solo hacen ejercer su fuerza el día de las votaciones, y después retornan a su silencio de cuatro años.
Ese segmento es quien da el triunfo y origina la derrota, por lo que merece tranquilidad en navidades. De ahí que el liderazgo político debe dar muestras de madurez y levantar la bandera por quince días.
Se puede decir que las votaciones para los cargos municipales están tocando la esquina, y es cierto. Pero ello no le da a nadie el derecho de entorpecer en la vida de los ciudadanos en momentos que quieren descanso y diversión.
No se olvide que la propaganda en los medios de comunicación es masiva, que hay marchas, caravanas, desfile y de todo. Es hora de recoger la vela por esas dos semanas. Además, esta situación puede llevar a los líderes políticos, y sobre todo a los candidatos presidenciales, a pensar en la concertación y la unidad.
Los políticos dominicanos están todavía en la era del caudillismo, de la prepotencia y del poder personal. Piensan que solo con sus fuerzas pueden ganar las elecciones presidenciales, y que no necesitan la ayuda o el empujón de alguien.
Tremendo error. El camino del triunfo en unas elecciones está enmarcado por una buena alianza. Nadie que no tenga el temple de la concertación podrá triunfar. La exclusión es sinónimo de falta de malicia política y de altanería sin fundamento.
Los políticos tienen que estar claros en que la verdadera alianza se realiza con fuerzas opositores. Unir a grupos partidistas que tienen las mismas ideas e intereses no da triunfos, sino exhibición. Para ganar hay que trinchar el camino de la concertación con fuerzas que son opositoras.
Solo una acción de ese tipo puede garantizar fortaleza de cara a una segunda vuelta. En estas elecciones desde ahora hay que pensar en dos escenarios. Número uno, quedar entre las dos primeras posiciones, y dos, tener puertas abiertas para pactar con el que quede en el tercer lugar.
Con la recomposición de fuerzas que está llegando a su fin, los partidos se deben aprestar en enero a iniciar de lleno la campaña, y comenzar a negociar el eventual apoyo en la segunda vuelta. El que no sepa negociar, puede ganar la primera ronda, pero estar por debajo del 50 por ciento, y ello le significaría una derrota. La tregua navideña puede servir para afinar posiciones y futuras alianzas con miras a la segunda vuelta. ¡Ay!, se me acabó la tinta.