La nueva Victoria
El sistema penitenciario nacional siempre ha estado salpicado por la brutalidad y la corrupción. Solo sirve para meter a violadores de las leyes tras las rejas, sin darle la oportunidad de la rectificación de conductas. De ahí, que no es la pocilga que son las cárceles que falla, sino la metodología en el trato de los prisioneros.
Hay en algunos penales un nuevo sistema carcelario, que plantea la orientación de los internos, para lograr su reinserción en la sociedad, cuando paguen por sus pecados. Sin embargo, todavía la implementación masiva de esa idea de presidios se queda en el diseño y hay mucho que trabajar.
Ahora se está construyendo una nueva victoria. La vieja Penitenciaria Nacional de La Victoria será demolida oportunamente, y los reclusos se irán a una estructura moderna. Las autoridades deben tener en cuenta que no son las mugrientas paredes que fallan, sino la conducción humana.
La podredumbre que hay en La Victoria se debe quedar en el viejo local. Las aberraciones de las viejas instalaciones tienen que ser pulverizadas. No es llevar reos con la costra del crimen sin arrepentimiento y autoridades sumergidas en la corrupción, es implementar nuevos programas de trabajo y orientación.
Lo primero es cambiar totalmente a las autoridades que estarán a cargo de la vigilancia y el control del penal. Es evitar que reos se declaren dueños de pabellones y lleguen a tener tanta o más fuerza que los vigilantes. Si solo se piensa en construir y levantar una mole de cemento, y se sigue por la vieja senda de la improvisación, la nueva victoria arrastrará todas las lacras y podredumbres de la edificada en la dictadura de Trujillo.
Llama la atención la preocupación de los moradores de La Victoria, por el traslado de la cárcel. Desde ya las autoridades tienen que pensar que se va a hacer con el terreno que ocupa la cárcel de La Victoria, desde el momento que salgan los reos.
Las autoridades deben comprender que si bien es importante una nueva cárcel física, lo trascendental es mejorar la prisión mental, moral y administrativa. Hay que eliminar todas las lacras y podredumbres que adornan el sistema carcelario dominicano, y hacerlo más humano y que cumpla con el papel de la reinserción social de los reos al cumplir su pena. ¡Ay!, se me acabó la tinta.