Así es la terapia génica, el novedoso tratamiento que está curando el cáncer

Tener un gen defectuoso y cambiarlo por uno que haga su trabajo bien. Esto que parecía ciencia ficción hace no mucho tiempo es ya una realidad en la práctica clínica. Hablamos de la terapia génica, en la que se basan por ejemplo los tratamientos CAR-T, que ya han conseguido la remisión completa del cáncer hematológico en siete pacientes en la Comunidad de Madrid. Esto se consigue modificando los linfocitos del propio enfermo mediante ingeniería genética para que estos combatan el tumor. «Los linfocitos son células que vigilan la aparición de células con mutaciones. Cuando hay una célula tumoral, los linfocitos lo reconocen y la eliminan. Cuando este mecanismo falla es cuando aparece el tumor», explica a ABC el doctor Juan Antonio Bueren, jefe de la División de Terapias Innovadoras en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), en el Centro de Investigación Biomédica en Red (Ciberer) y en el Instituto de Investigación Sanitaria Fundación Jiménez Díaz (ISS-FJD).

La terapia CAR-T consiste en coger los linfocitos del paciente, modificarlos genéticamente para que reconozcan directamente a determinado tipo de célula, por ejemplo tumoral, y volverlos a introducir en su organismo. Este novedoso tratamiento está obteniendo muy buenos resultados en leucemias linfocíticas B resistentes a tratamientos convencionales como la quimioterapia.

En general, la terapia génica ha tenido su mayor desarrollo en el tratamiento de enfermedades genéticas raras que se producen porque hay un gen que no funciona. «La proteína que se debe generar a partir de un determinado gen no se produce. La mejor manera de tratar a estos pacientes es sustituyendo el gen defectivo por uno que funciona normalmente», explica el doctor Bueren. Y ¿cómo se hace esto? El experto detalla que la manera más eficaz de meter un gen en una célula con el gen mutado es hacerlo a través de un virus modificado genéticamente. Estos vectores virales pueden ser integrativos (insertan el gen en el genoma de la célula diana) o no integrativos (no integrado en el genoma). «Ahora mismo hay protocolos de terapia génica muy eficaces con ambos tipos de vectores», asegura el experto.

En el caso de los vectores no integrativos, la terapia iría perdiendo eficacia con el tiempo si la célula diana fuera una célula en división, pues las copias del gen terapéutico se irían diluyendo. Por eso, se está aplicando en tejidos con baja tasa de división celular, como hígado, neuronas y músculos, en enfermedades como hemofilia, síndrome de San Filippo o atrofia muscular espinal. El vector viral se introduce por vía endovenosa o directamente en el cerebro, líquido cefalorraquídeo o músculo.

Trasplante sin rechazo

Para los tratamientos con vectores virales integrativos, en la actualidad, se utilizan con mayor frecuencia los derivados de los lentivirus, que tienen la gran capacidad de integrarse en el genoma de las células, incluso en las células madre de la médula ósea que dan lugar a todas las células de la sangre. Esto significa que cualquier patología que afecte a las células de la sangre se puede sanar corrigiendo las células madre de la médula ósea. En este caso, la eficacia del proceso cuando el vector se inocula en el cuerpo del pacientes es baja, por lo que es más eficaz extraer las células de la médula, y en laboratorio (in vitro) ponerlas en contacto con los vectores terapéuticos. «Las células dianas se incuban junto a los vectores terapéuticos, y a los pocos días se vuelven a introducir en el paciente como si se tratara de un trasplante de médula ósea de un donante sano, pero con la ventaja de que no habría rechazo entre células de donante y receptor», explica el doctor Bueren.

El experto asegura que, a día de hoy, la terapia génica resulta «muy segura, eficaz y muy poco tóxica». El desafío ahora es conseguir no solo añadir al fondo genético de una célula enferma el gen deseado (Terapia génica de Adición), sino hacerlo en el sitio exacto del genoma en el que se desea (Terapia génica de Edición). «El gran salto que ha habido para que la terapia génica de edición deje de ser ciencia ficción ha sido el descubrimiento de proteínas como las CRISPR», señala. Con ello se ha aumentado «extraordinariamente» la eficacia de los procesos de «recombinación» que permiten «curar» una determinada mutación como medio de tratamiento de enfermedades genéticas.

«Estamos viviendo unos años realmente interesantes en este campo, pues esto, que hace poco era ciencia ficción, es ya una realidad clínica», asegura el doctor Bueren. Ya existen diferentes fármacos de terapia génica en el mercado, y «en 2020, se espera la aprobación de otra media docena, muy probablemente dirigidas al tratamiento de la hemofilia, talasemia, y otras», señala el experto. Además, todos los ensayos clínicos en marcha, varios de ellos en España, «son muy prometedores». El experto asegura que en nuestro país «existen grupos muy potentes en el campo de la investigación de las enfermedades raras, muy bien coordinados, por lo que podemos sentirnos orgullosos de lo que estamos haciendo entre todos a nivel internacional», concluye.

Tomado de https://www.abc.es/