Advierten que el calor puede no mermar la capacidad de diseminación del coronavirus
Un informe publicado por las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EE.UU. advierte de la posibilidad de que la llegada del calor no merme la capacidad de diseminación del coronavirus. Después de hacer una revisión de estudios que han analizado la capacidad de propagación del COVI-19, el documento concluye que, en conjunto, los estudios, aunque de calidad, no ofrecen una base para creer que el verano interferirá con la propagación del coronavirus.
El informe, coordinado por Harvey Fineberg, de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, es tajante: «Dada la información actual, creemos que la pandemia probablemente no disminuirá debido al verano y no deberíamos basar las políticas y estrategias de control del virus con esta esperanza».
Para el documento, el factor más importante de contención de la infección será el comportamiento humano. David Relman, investigador en la Universidad de Stanford y coautor del documento, afirmó que, por ejemplo, si una persona tose o estornuda suficiente virus lo suficientemente cerca de la otra persona susceptible, «la temperatura y la humedad no serán tan importantes».
El informe advierte que en países donde hace calor, como Australia e Irán, se está produciendo una rápida propagación del virus.
El informe recoge los datos de un grupo pequeño de estudios realizados en el laboratorio que muestran que la alta temperatura y la humedad pueden disminuir la capacidad del nuevo coronavirus para sobrevivir en el medio ambiente. Pero destaca sus limitaciones.
También ha analizado otros trabajos que mostraron tasas de crecimiento pandémico que alcanzaron su punto máximo en condiciones más frías. Por ejemplo, científicos de M.I.T., vieron menos casos de Covid-19, en climas más cálidos, pero no es una conclusión definitiva.
El informe advierte que en países donde hace calor, como Australia e Irán, se está produciendo una rápida propagación del virus.
Las pandemias no se comportan de la misma manera que los brotes estacionales. Los autores de este documento analizaron la historia de las pandemias de gripe como un ejemplo. «Ha habido 10 pandemias de gripe en los últimos 250 años: dos comenzaron en el invierno del hemisferio norte, tres en la primavera, dos en el verano y tres en el otoño. Todos tuvieron una segunda ola máxima aproximadamente seis meses después de la aparición del virus en la población humana, independientemente de cuándo ocurrió la introducción inicial», escriben.
Todos tuvieron una segunda ola máxima aproximadamente seis meses después de la aparición del virus en la población humana, independientemente de cuándo ocurrió la introducción inicial
Como conclusión, el documento señala que, aunque algunos estudios llevados a cabo en el laboratorio muestran una relación entre las altas temperaturas y la humedad con un «reducción en la supervivencia del coronavirus», existen otros muchos factores que puede influir en el «mundo real».
Tomado de https://www.abc.es/