Un río desbordado

Los jueces del Tribunal Constitucional tendrán que demostrar su independencia de criterio y de acción, cuando les lleguen las instancias relacionadas con la reelección. Por cualquier vía que se ejecute o rechace la reelección, irá necesariamente al Constitucional.

Hay cuotas de partidos políticos en torno al tribunal. Hay una buena tajada para el Partido de la Liberación Dominicana, pero no se olvide que en el PLD hay reparto de cuotas entre Leonel y Danilo. A vista lejana da la impresión de que el Tribunal Constitucional podría favorecer a Danilo, en una decisión importante. Si la reelección llega al Tribunal Constitucional podría pasar con o sin reforma de la Constitución.

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En una convocatoria de la Asamblea Nacional se podría aprobar una reforma a la Constitución. El motivo central sería permitir la reelección presidencial. Si se cuenta con los votos que los reglamentos exigen, ese movimiento sería legal. Lo que podría pecar de tremendismo es la forma en que se obtengan los votos.

Parecería luchar contra corriente cuando uno revisa los votos que le hacen falta a Danilo para que se dé una reunión de la Asamblea Nacional para modificar la Constitución. Los oficialistas lo saben, y no tratarían de convocar a una revisión de la Constitución si no amarran los muchos votos que les hacen falta. Tienen que conseguir apoyo de los opositores de dentro, o sea de Leonel, y de los de fuera, sobre todo del partido Revolucionario Mayoritario.

Los disgustos que genere la aprobación o rechazo de la reforma constitucional para permitir la reelección, llevará el caso al Tribunal Constitucional, y a la Suprema Corte de Justicia. Quién controle a estas cortes, dirá la última palabra.

El proyecto reeleccionista avanza. No es un hecho aislado ni un atrevimiento, que dos funcionarios de alto nivel lancen la consigna del vuelve y vuelve, en presencia del Presidente Danilo Medina. Inclusive Víctor Gómez Casanova recordó una de las frases estelares del doctor Joaquín Balaguer de que no es bueno cambiar de jinete cuando se está vadeando un río.

La última palabra en la reelección la tiene el soberano. El día de las votaciones, en forma libérrima y secreta, el pueblo dominicano dirá a quién quiere de presidente para los próximos cuatro años. Pero como lo demostraron los 20 años del doctor Balaguer, para imponer la reelección todo vale. Sin embargo, a pesar de las pañoletas rojas en la punta de los fusiles, el pueblo supo sacar del poder al Balaguer de los doce años, y quitarle dos años, al de los diez. ¡Ay!, se me acabó la tinta.