Acariciar y masajear a los bebés les protege neurológicamente

Acariciar y dar masajes a los bebés les protege neurológicamente de adultos, según un estudio del Instituto de Neurociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona (INc-UAB), que ha concluido también que la estimulación sensorial mejora el daño cerebral perinatal en ratones.

La investigación, con ratones modelos de neonatos prematuros, ha demostrado que una misma lesión cerebral perinatal por hipoxia e isquemia tiene efectos diferentes en cada sexo, pero que pueden ser mejorados por la estimulación táctil y propioceptiva -capacidad para sentir la posición de los músculos-. El estudio, publicado en la revista Frontiers of Behavioral Neuroscience, ha sido liderado por Lydia Giménez-Llort.

Este trabajo ha concluido que acariciar y masajear a los ratones en estadios tempranos de la vida ejerció protección neurológica en la etapa adulta, especialmente en los machos, en los que la lesión se redujo a la mitad. «Sabemos que el cerebro inmaduro de los niños prematuros, equivalente al de los ratones cuando nacen, está en mayor riesgo de daño hipóxico-isquémico, y los bebés de sexo masculino son más susceptibles y responden menos a intervenciones protectoras o terapéuticas», explica Mireia Recasens, coautora del estudio.

La estimulación sensorial se aplicó desde antes de sufrir la lesión hasta el final de la infancia, un período equivalente a bebés prematuros nacidos a los siete meses del embarazo hasta los dos años. La manipulación consistió en acariciarles y masajearles de manera táctil y propioceptiva tres veces, cada una durante ocho minutos, dos veces al día.

Potencial preventivo en neonatos con lesiones cerebrales

La intervención ejerce una notable protección neurológica en ambos sexos a lo largo de la vida, pero más en el sexo masculino. En este sexo, el análisis histopatológico mostró un daño cerebral un 50% menor que en los ratones no sometidos a la estimulación, mientras que en las hembras fue de un tercio. La protección neurológica en ambos sexos se correlacionó con mejoras en las capacidades funcionales, a nivel de reflejos, y permitió mejorar los resultados de memoria.

Por áreas cerebrales, la región involucrada en el control motor y el aprendizaje y la memoria -el caudado-putamen-, fue la que registró una mayor diferencia en machos, con un 80% menos de afectación. En hembras, la principal mejora fue la disminución, en un 66%, de la atrofia del cuerpo calloso, que permite a los dos hemisferios cerebrales trabajar de forma conjunta y complementaria.

«El estudio ilustra el potencial preventivo y terapéutico de este tipo de estimulaciones en neonatos con lesiones cerebrales, en una etapa breve pero muy intensa a nivel de desarrollo y plasticidad del cerebro. También respalda las diferentes vertientes científicas que abogan por la trascendencia de las condiciones de perinatales -desde la estimulación sensorial, el contacto materno o un entorno acogedor y protector- y su papel como adyuvantes a los tratamientos actuales», ha concluido Giménez-Llort.

La investigación ha analizado también por primera vez el impacto de la lesión cerebral perinatal por hipoxia e isquemia y ha demostrado que pese a tener la misma severidad neuropatológica el daño condiciona de forma diferente las capacidades funcionales, neurológicas, cognitivas y emocionales de cada sexo en las diferentes etapas de la vida.

Tomado de https://www.20minutos.es