Alegría y tristeza en diciembre
El mes final del año es el más alegre y triste del almanaque. Están retratadas en estos días todas las pasiones del ser humano. El canto a la vida con la sonrisa a flor de labios, pero también la mayor de las desesperanzas. Es cuando se dan las dos caras del espejo, con su amargo entorno social.
Como nunca, se ve la riqueza desmedida y la pobreza extrema. Días y noches de grandes cenas y libaciones, pero también de hambre profunda, o de los indigentes recoger de los zafacones de las familias adineradas. Unos contentos por el doble sueldo, y otros que no saben de dónde sacaran los centavos para cumplir con las ideas de su tradición.
Se elimina la prohibición a que los negocios de venta de bebidas alcohólicas y alegría comprada cierren al filo de la media noche. En esta época de diversión, pueden amanecer, mientras que la inseguridad ciudadana lo domina todo. Es hora de hacer evaluaciones sobre lo bueno y lo malo del año, y aprestarse a dar un salto adelante para adelantar los proyectos.
En todos los diciembre llegan los resúmenes del año de los medios informativos. Desde que tengo uso de razón uno de los principales segmentos noticiosos de los doce meses ha sido el alto costo de la vida. Nadie ha podido controlar que los alimentos y las medicinas tengan un precio asequible.
La inseguridad ciudadana también es huésped permanente en las evaluaciones de fin de año. En ocasiones lejanas fue debido a las persecuciones políticas, pero ahora mismo es por el raqueterismo y la violencia desordenada. Si se hacen evaluaciones reales hoy por hoy la principal intranquilidad de los dominicanos es la violencia desmedida, la inseguridad ciudadana y el alto costo de la vida.
La corrupción fue tema de todo el año y en diciembre se sigue barajando, y es de suponer que será uno de los puntales fundamentales en la entrante campaña electoral. Pero el balance central de este mes es la reelección, si va o no, y la lucha entre los oficialistas por mantener el poder, y los esfuerzos de la oposición por crecer.
El último mes del año tiene de todo. Es dolor y tristeza para la mayoría. Los niños no tendrán juguetes. Los políticos usaran la demagogia para repartir funditas. El dolor de la mayoría tratara de ser manipulado por los creadores de ilusiones. El pueblo necesita despertar. Su camino hacia la felicidad es largo y accidentado, pero no puede tener ni pausas ni treguas, en la lucha por un mundo sin desigualdades, con pleno respeto a la integridad, física, moral y patrimonial de todos, sin importar su nivel social. ¡Ay!, se me acabó la tinta.