Biden encarrila las primarias demócratas

Joe Biden estaba hace dos semanas desahuciado en las primarias demócratas y remontó gracias a un gran triunfo en Carolina del Sur y el apoyo del «establishment» del partido. Bernie Sanders es quien estaba este martes contra las cuerdas y necesitaba una reacción para seguir con opciones para la nominación. Se ponían en juego seis estados y ganar en el más importante, Míchigan, hubiera dado esperanzas. Pero no ocurrió.

Biden firmó otra noche triunfal, con victorias contundentes en Misisipi y Misuri, llevándose también Idaho y, sobre todo, privando a Sanders de un triunfo en Míchigan. El exvicepresidente ganó en este estado clave con contundencia: 52,9% de los votos frente al 36,4% de Sanders. El senador izquierdista tuvo que contentarse con Dakota del Norte, con muy poco peso de delegados, mientras que en el estado de Washington, que en principio también le era favorable, los resultados apuntaban a empate al cierre de esta edición.

En Míchigan es donde Sanders logró un triunfo sorprendente contra Hillary Clinton en las primarias de 2016 con el que logró extender la batalla por la nominación. Aquí debía probar que la clase media deteriorada de los estados industriales del Medio Oeste -la que entregó la Casa Blanca a Donald Trump en 2016- podría estar con él el próximo otoño. Aquí debía contagiar de entusiasmo a su electorado frente a las primarias -todavía más decisivas- del próximo martes en otros estados industriales -Illinois y Ohio- y uno con mucho peso de delegados -Florida-, además de Arizona. Nada de eso pasó.
Cara a cara este domingo

Ahora el margen de reacción para Sanders es escaso. Este miércoles compareció, sin dar preguntas a los periodistas, para confirmar que seguirá en la carrera por la nominación y que participará en el debate con Biden el domingo en Phoenix (Arizona). Un descalabro total de Biden en esa cita es quizá la única puerta abierta a su recuperación.

Sanders reconoció que marcha por detrás en el recuento de delegados -y la matemática le da pocas opciones de remontada- pero subrayó que el electorado ha abrazado sus propuestas izquierdistas, como el establecimiento de una sanidad pública universal. «Aunque nuestra campaña ha ganado el debate ideológico, estamos perdiendo el debate de la elegibilidad», dijo en referencia a la discusión sobre qué candidato está mejor armado para derrotar a Donald Trump en noviembre. Sanders siempre ha defendido que su campaña es la única que puede provocar una movilización que expulse al multimillonario neoyorquino de la Casa Blanca.

Pero las primarias le están quitando la razón: su dominio es abrumador en el voto joven, pero en muchos estados ha ido menos a las urnas que en 2016 y pierde en casi todos los demás grupos de edad. Mientras tanto, no convence al electorado negro -entregado a Biden- y pierde fuelle entre el votante hispano, uno de sus fuertes.

La campaña de Biden trata de dar carpetazo a las primarias y busca que los esfuerzos se dediquen desde ya a combatir a Trump. Es una forma, además, de pintar como opción perdedora a Sanders. Lo hizo la noche del martes en su discurso de celebración de resultados, en el que agradeció los esfuerzos de Sanders con la deportividad del que se ve ganador. «Quiero dar las gracias a Bernie Sanders y a sus seguidores por su energía inagotable y su pasión», dijo desde Filadelfia. «Compartimos un objetivo común y, juntos, derrotaremos a Donald Trump».

Tomado de https://www.abc.es