Cambio y retroceso
Un viejo marino-capitán, de esos que se hundían con el barco en medio de una tormenta, diría que no hay cambios en lontananza. En la recta final de las primarias, camino de las presidenciales, congresuales y municipales, y no importa quien gane, todo seguirá igual.
No hay un programa de gobierno que se haya exhibido para unas primarias abiertas o cerradas. Los estrategas políticos consideran hoy que hablar de programas de gobierno es una antigüedad, y que lo importante son los golpes puntales de informática.
Los tiempos han cambiado, pero las exclusiones son las mismas. La infraestructura del país ha ido variando de acuerdo a cómo va el desarrollo del capital, pero en la microestructura, todo sigue igual.
No hay cambios a la vista, gritaría el viejo capitán de barco, cuando comienza el naufragio. Aquí no habrá variaciones de importancia, llegue quien llegue, pero tampoco se dará una etapa de ingobernabilidad. El sistema tiene tablas de salvación, y nadie lo pone en peligro.
Pero el círculo se va estrechando. Hay que hacer cambios para mejorar las condiciones de vida de la población. No hacer cambios para que todo siga igual, sino nuevas factibilidades de vida.
Hasta prueba en contrario, no he visto a los cuatro principales precandidatos levantar las manos con los cambios mínimos que demanda la sociedad. Es el mismo libreto, con miedo de dar demasiado a las masas irredentas.
La ayuda social se ve como la frontera con los cambios. Se le da de comer y alguna ayuda, a una masa que en verdad quiere trabajo, oportunidades para sus pequeños negocios, y que la educación esté al alcance de todos, desde la universitaria a la secundaria.
No hay líneas claras sobre la seguridad ciudadana. Una lástima que muchos consideren que todo lo relativo a seguridad ciudadana es referente a la acción política. Esta la prevención, que debe ser antes de que se tenga que ir al intercambio de disparos.
La sociedad dominicana está clamando por cambios. Desde la recogida de la basura, hasta la estructuración presupuestal. Es una tarea que no está en la agenda de los cuatro principales precandidatos. Uno de ellos tiene oportunidad de llegar, pero en su portafolio no se encuentra la palabra vamos a cambiar.
No se puede pensar en figuras emergentes, en momentos en que el país va a tropezones. Los emergentes no tienen fuerzas, o son copias mal develadas de los políticos tradicionales. Pero la praxis histórica dice que el cambio siempre llega, aunque en el presente parezca que se retrocede. ¡Ay!, se me acabo la tinta.