Imparcialidad de la justicia
El sistema judicial dominicana lo que necesita es fortalecimiento institucional. Ya se han emitido las modificaciones necesarias a leyes y códigos para integrarlas a la modernidad. Hace falta la reciedumbre de todos los jueces y fiscales, para que se apuntale el sistema.
La justicia no es un hecho aislado de la sociedad. Estamos viviendo en un momento donde campea la corrupción, la irresponsabilidad y el dejar hacer y dejar pasar. Si no se da el fortalecimiento del sistema judicial de modo real y efectivo, entonces se mantendrá la falta de credibilidad de la población.
De modo individual hay jueces y fiscales responsables, que cumplen con su deber, y hacen un sacerdocio de su investidura. Pero a nivel colectivo hay manchas negras que no se pueden ocultar. Hay que jueces que por medio o por pesos emiten sentencias alegres y que provocan repulsas.
Pero es bueno que quede claro que tampoco se puede llevar al juez a que aplique condenas en base a la presión de la opinión pública. En muchas ocasiones, las voces callejeras tienen simpatías personales, que se apartan de la verdad y dejan pasar el fanatismo.
Esas fallas del sistema judicial tienen que ser enfrentadas desde hoy. Si el pasado año se presentaron problemas con jueces y fiscales, lo que se tiene que hacer es buscar las razones de esas fallas y tratar de enmendarlas. Hay que seguir con la línea de que en todo el sistema judicial, los jueces salgan de la carrera judicial.
No se puede hacer cambios a la carrera o por favores políticos. Lo que se tiene que aplicar es lo que hay a mano. No hay ningún tratado donde se justifique que un juez sea irresponsable o responda a situaciones políticas. Por lo que es obligatorio hacer respetar el juramento, es la mejor acción a tomar.
Desde luego, la justicia ayer y hoy, y quizás en un pasado reciente, estará encadenada por las decisiones de los políticos. Las altas cortes son un buen ejemplo. Los principales grupos políticos obtienen cuotas, proporcionales a su poderío electoral.
En el país se tiene que poner fin a la práctica permanente de la fragilidad en el accionar de los fiscales, muchos de los cuales llegan al cargo por ser favorecidos por políticos de turnos. El Procurador General de la Republica siempre será una posición de compromisos, mientras el responsable sea nombrado por un decreto.
En mis años de reportero, me toco durante un tiempo cubrir el área judicial, desde el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, hasta la Suprema Corte de Justicia. Mi evaluación es que se ha avanzado mucho, se ha logrado ir echando la zapata de un sistema de justicia fuerte y responsable. Todavía hay que caminar todo el trecho, solo se han dado los pasos iniciales. Pero tenemos confianza en que un día se impondrá como principio básico la ley aplicada a todos, sin importar su posición económica, social o política. Ante la ley, todos somos iguales. ¡Ay!, se me acabo la tinta.