La crisis de identidad en el PRM del idealismo a la desilusión

Johnny (jordan) tejeda.

En el contexto político actual de la República Dominicana, el Partido Revolucionario Moderno (PRM), se enfrenta a una crisis de identidad que ha evidenciado un desajuste entre sus ideales fundacionales y la realidad en la que se encuentra. Desde su creación, el PRM tuvo como bandera la lucha por la transparencia, la inclusión y el compromiso con el desarrollo sostenible del país. Sin embargo, en los últimos años, ha surgido una sensación de desilusión entre un sector importante de su militancia y la ciudadanía en general.

La génesis del PRM: un idealismo renovador.

Fundado en 2014, el PRM surgió como una respuesta a la necesidad de renovación política en un país con una larga historia de corrupción y clientelismo. El partido se presentaba como un actor político moderno, representando la esperanza de un cambio profundo en la forma de hacer política. Con un discurso enfocado en la honestidad y la reestructuración institucional, logró captar el apoyo de muchos dominicanos que anhelaban un verdadero cambio en el liderazgo del país.

Transición al poder: expectativas altas.

La victoria electoral del PRM en 2020 fue celebrada por muchos como el inicio de una nueva era. La población puso grandes expectativas en la administración del presidente Luis Abinader, esperando que cumplieran las promesas de transparencia y desarrollo. Sin embargo, a medida que avanzaban los meses, se empezaron a vislumbrar tensiones internas y desacuerdos que comenzaron a quitarle fuerza al discurso original del partido.

Realidad y desilusión.

A medida que el PRM se asentaba en el poder, se hicieron evidentes varias contradicciones. A pesar de las promesas de combatir la corrupción y fomentar la participación ciudadana, surgieron denuncias de nepotismo y decisiones que parecían alinearse más con viejas prácticas políticas que con el idealismo renovador que lo había llevado a la victoria. Este comportamiento provocó una fractura entre los militantes, quienes comenzaron a cuestionar la dirección del partido.

Además, los problemas socioeconómicos exacerbados por la pandemia de COVID-19 llevaron a que muchos ciudadanos percibieran un desencanto con el gobierno, que no logró cumplir a cabalidad con las expectativas creadas. Las protestas y demandas sociales crecían, y el partido enfrentaba la presión de responder a una economía en crisis, lo que complicaba aún más su capacidad para establecer una narrativa coherente que rescatara su identidad original.

El futuro del PRM: la búsqueda de una nueva identidad.

En este contexto, el PRM se encuentra en una encrucijada. Para recuperar la confianza de la ciudadanía y la militancia, necesita reintegrar los ideales que lo fundaron e iniciar un proceso genuino de autocrítica y renovación. La clave estará en redoblar esfuerzos para cerrar las brechas entre sus promesas y su realidad actual, fomentando una gobernanza más participativa y transparente.

La crisis de identidad del PRM no solo afecta al partido en sí, sino que tiene implicaciones significativas para la democracia dominicana. Un partido sólido y ético es fundamental para el fortalecimiento de las instituciones y la promoción de un clima político saludable. Por lo tanto, la forma en que el PRM aborde esta crisis marcará no solo su futuro, sino también el del sistema político en su conjunto.

Conclusión.

La transformación del idealismo en desilusión es un proceso que puede ocurrir en cualquier organización política. Para el PRM, el reto radica en definir su verdadera esencia y propósito en un contexto que demande no solo eficiencia, sino también y especialmente, integridad. La revalidación de sus principios fundacionales podría representar no solo la salvación del partido, sino el rescate de la confianza ciudadana en el sistema político dominicano.