Las protestas se radicalizan en Ecuador tras la muerte de cinco manifestantes
La tensa calma que marcó el inicio del día después de la huelga general, al pasar de la paralización total a una lenta reanimación del comercio y la circulación del transporte, se transformó en alta tensión cuando los indígenas concentrados en Quito denunciaron hoy la muerte de tres manifestantes, en condiciones aún no esclarecidas. Concentrados en el ágora de la casa de la Cultura, los indígenas anunciaron que no habrá ningún acuerdo mientras no se sancione a los responsables de estas muertes. Hubo discursos subidos de tono con críticas al presidente, Lenín Moreno, contra quien enfilaron los ataques, que el miércoles se trasladó a Quito tras haber mudado el Gobierno a Guayaquil el lunes. Hasta llegaron a exigirle que abandonara el cargo.
La tensión nacional se transformó en angustia cuando en los canales de televisión se pudo ver que ocho policías que habían sido retenidos por los manifestantes, eran «juzgados» en vivo y en directo. Luego se supo que los periodistas de televisión fueron obligados a abrir la señal y transmitir.
El secretario general de la Presidencia, José Augusto Briones, dijo más tarde, que los muertos son dos personas. Una, atropellada por un conductor amedrentado por los manifestantes, y otra, por una caída y un golpe en la cabeza en las manifestaciones del jueves en Quito. Además, señaló que hay 27 periodistas retenidos, dentro del ágora. Horas después, la Defensora del Pueblo confirmaba la muerte de cinco personas en las protestas.
Mientras tanto, el diálogo que se lleva adelante bajo el auspicio de Naciones Unidas, la Conferencia Episcopal y la Academia está en un momento delicado. Tanto el Gobierno cuanto la dirigencia indígena ponen condiciones. César Augusto Briones dijo que el proceso de diálogo pasa por la liberación de los periodistas y los policías. El presidente de la Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador), Jaime Vargas, no solo ya no habla de diálogo, sino que anuncia la radicalización de la protesta. De origen amazónico, Vargas dijo que «cerrarán las llaves del petróleo», campos ubicados en la Amazonía. «Si tienen que matarme, que me maten», dramatizó.
Los observadores no dudan de que las movilizaciones son movidas con fines políticos. En plena vigencia del toque de queda parcial (se aplica a las inmediaciones de instalaciones estratégicas y entidades públicas), la noche del miércoles un grupo de manifestantes intentó tomar La Balbina, un recinto militar, ubicado en Sangolquí, cercano a Quito, porque presumían que allí se encontraba el presidente Moreno. No pudieron cumplir su cometido pues fueron neutralizados por los miembros de la Brigada de Aviación del Ejército 15 «Paquisha».
La mano de Maduro
«Es evidente que el movimiento indígena fue instrumentado, fue infiltrado por el correísmo», sostiene Ramiro Rivera, exparlamentario y analista, quien asegura que el movimiento indígena nunca ha practicado la violencia, sino la resistencia. Rivera revela que hay un informe de un órgano de Seguridad del Estado que da cuenta de que la mayor cantidad de sitios web que incentivaron el paro, auparon la violencia y buscaron el derrocamiento de Lenín Moreno, provienen de Venezuela.
La represión ha sido el talón de Aquiles del Gobierno. De varios sectores se habla del uso excesivo de la fuerza. El ataque con gases lacrimógenos a las universidades Católica y Salesiana, que albergan a los indígenas, ha sido rechazado. La ministra de Gobierno, María Paula Romo, pidió disculpas.
Tomado de https://www.abc.es