Libertad de expresión
En el mundo convulso de hoy, para muchos es difícil mantener la imparcialidad y la objetividad. Las dos cosas existen. Se es imparcial cuando toca escribir sobre un hecho donde no tiene simpatías ni participación. Se puede ser objetivo y no imparcial. Lo importante es que usted no caiga en la autocensura.
Cuando se le pone una cremallera a su voz y usted se calla ante los problemas sociales, comete el peor de los pecados. Está doblando las rodillas, y deja a un lado lo que podría ser la capacidad de lucha. Cuando se inclina la cabeza ante el poderoso, todo está perdido.
Siempre debe estar férrea, vertical, la capacidad de lucha. En ocasiones es estar solo contra la tormenta. Es como pisar terreno fangoso utilizando un caminito estrecho de piedras. Si se inclina a la derecha o a la izquierda, se va a caer.
En el manejo de las informaciones no se puede tener anteojeras. Hay que mirar para todos los lados, buscar el origen de los conflictos y formarse ideas propias. Callar la libertad de expresión es matar la verdad.
Cuando se quiera acorralar la libre expresión del pensamiento, se da un salto hacia el silencio total. Cuando solo se escucha la voz de los corifeos, murió la conciencia. De ahí que hoy más que nunca es necesario reivindicar el derecho a la libre expresión del pensamiento.
La marcha de la tecnología hace hoy casi imposible que pueda haber censura total. Las redes informativas son casi imposibles de controlar en los aspectos técnicos, pero si por el miedo o el soborno de sus protagonistas.
El que escribe y fija posiciones siempre está al borde de la navaja. Corre el riesgo que en cada palabra, la cuchilla le presione el cuello. Al escribir de conciencia, nada seguirá siendo igual. Hará amigos y enemigos, seguidores y contradictores.
Comencé el ejercicio del periodismo en época en que se corría peligro de por lo menos ser apaleado por externar públicamente sus opiniones. Los cambios políticos también trajeron variantes en la comunicación.
Pero nunca han variado las presiones para el libre ejercicio de un periodismo libre e independiente. Los grandes medios pueden navegar, pero la lucha por el diario subsistir es sumamente difícil para los periodistas, sobre todo para los que ejercen de forma individual, fuera de las grandes redacciones.
Presiones que pueden ir desde un anuncio que se retira, y la carencia de fondos para pagar la mensualidad del programa. Por suerte, ahora mismo estamos viviendo una etapa de libre expresión del pensamiento, donde conociendo los riesgos, usted puede decir lo que le venga en gana. ¡Ay!, se me acabó la tinta.