Los feminicidios
Una pena de 40 años de cárcel no parará los feminicidios. Es una demagogia abarata señalar que con más años de cárcel, desaparecerá de la República Dominicana el asesinato de mujeres por acción de sus exparejas. Nada más alejado de la verdad.
Lo principal es que cuando ocurre la muerte de una mujer a mano de un examante, éste casi automáticamente se suicida. O sea, que en pocas ocasiones el victimario queda listo para ser apresado y sometido a la justicia.
Esos 40 años de presidio se podrían aplicar a los contados asesinos de mujeres que escapan al suicidio. Sería una buena pena para pagar el delito cometido, pero ello no va a solucionar el problema. Es como buscar acciones milagrosas para un hecho concreto que es atormentador.
La pena de los 40 años es una buena medida, pero no la única a tomar. Es más, a la aplicación de esa pena nunca se debería de llegar, porque quiere decir que ya se cometió el crimen, y las medidas sociales de prevención no dieron alcance.
La salvación no está en los 40 años para hacer pagar por el crimen cometido, sino la prevención social, para evitar que ocurra el hecho de sangre. Estamos viviendo en la era de la barbarie y el individualismo, donde el germen básico de la sociedad, que es la familia, parece haber perdido su derecho de existir.
El feminicidio está arropado por la gran cantidad de madres adolescentes, que siendo niña salen embarazadas y desde ese momento conocen sobre su existir el duro peso de la sociedad. Deben abandonar la escuela, el padre del niño le da las espaldas, la familia la abandona, y en medio de ese cuadro de desesperación, debe pensar en criar a su hijo.
La unidad familia se descuartiza con el gran número de madres solteras, que comenzó a parir desde los 13 años. De esa habitación, que mal se puede llamar cuarto, surgen todos los males sociales. Allí se genera la violencia, que asimila el niño y la seguirá repitiendo de adulto.
Los matrimonios, sean legales, o de simple unión libre, hoy duran el tiempo de la pasión. No hay compromiso de establecer unja familia y criar a los hijos. El hombre común se encuentra acorralado por el creciente rol de independencia de la mujer, que ligada a la producción y los estudios.
Si no hay educación hogareña y en los primeros años de escolaridad, haciendo énfasis del derecho de la vida, y el respeto irrestricto a la integridad física y mental del ciudadano- Aplicación del código penal para esta ocasión. por el delito cometido, pero no previene al mal. ¡Ay!, se me acabó la tinta.