Los riesgos de la manicura con esmaltes semipermanentes
Cada vez son más las mujeres que se apuntan a la moda de la manicura semi permanente. Su secado rápido y el prolongado tiempo que se mantienen impecables las uñas son los principales motivos del éxito de este esmaltado entre sus usuarias. Pero el pasado mes de junio saltaron algunas alarmas cuando, en el marco del Congreso anual de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), los más de 1.600 especialistas en dermatitis de contacto y alergia cutánea allí reunidos pidieron a las instituciones públicas que se regulara el uso de este esmaltado por el número tan elevado de casos de dermatitis alérgica por contacto que estaban recibiendo en sus consultas, provocada por los acrilatos que contienen este tipo de lacas.
Estos compuestos son unos materiales plásticos derivados del petróleo, que cuando entran en contacto con la piel (no con la uña, que no supone ningún problema para ellas) pueden ser reconocidos como un alérgeno, y generar una erupción muy pruriginosa, sequedad, grietas y descamación. Los miembros del Grupo Español de Investigación en Dermatitis de Contacto y Alergia Cutánea (GEIDAC), pertenecientes a la AEDV, consideraron que el número de casos era suficientemente alarmante como para pasar a la acción.
Defendían, en primer lugar, que había que ofrecer a las profesionales que los aplican más información sobre los riesgos que comporta su manipulación, así como las necesarias medidas de protección, ya que son las personas más expuestas, y por tanto vulnerables, y afectadas.
Como explica la doctora Paloma Borregón, miembro de la AEDV, el problema aparece cuando este tipo de esmalte toca la piel, ya que en ella hay células que pueden reconocer a esta sustancia como un alérgeno, generando esa dermatitis alérgica por contacto. «El tratamiento inicial pasa por que las manicuristas utilicen guantes de nitrilo (los de goma o látex dejan pasar estas sustancias) para evitar el contacto con el producto. Y, una vez afectadas, para aliviar la sintomatología se recomiendan antihistamínicos orales para disminuir el picor, y los corticoides tópicos u orales (si el brote es muy extenso), pero el problema del corticoide es que no se puede mantener a largo plazo», advierte este dermatóloga.
Pero hay más. Desde la AEDV advierten de que el mayor peligro de los acrilatos es que pueden generar una reacción cruzada entre ellos. Una sensibilización puntual a un alérgeno concreto puede asociarse a otros acrilatos y repercutir en la vida futura del paciente. ¿Por ejemplo? Una persona que desarrolla una alergia por la aplicación de esmaltes permanentes, uñas de gel o las uñas acrílicas, tiene una dermatitis puntual en sus dedos, que se le pasará con el tiempo, pero su alergia no, esa queda para toda la vida. Y si en un futuro esta persona tiene que recibir una prótesis de cadera, puede sufrir un rechazo si está fabricada con un acrilato.
Otra de las dificultades que presentan es que la dermatitis no siempre aparece en la zona donde se ha aplicado el acrilato y la reacción se puede trasladar a otras zonas como el cuello y los párpados, y esto supone para los médicos un proceso de búsqueda junto con el paciente para identificar los productos causantes. «Es importante también que no haya comida ni bebida cerca ya que podrían contaminarse con los acrilatos y luego, al tocarlas sin guantes o llevarlos a la cara, entrarían en contacto con la piel», apunta la dermatóloga Borregón. Por último, algunos dermatólogos avisan de que, si se usa de forma continuada este tipo de manicura, puede enmascarar enfermedades de las uñas o signos de otras patologías.
Ojo a los kits caseros
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha propuesto recientemente a la Comisión Europea limitar el uso de lacas de uñas permanentes solo a profesionales de estética, y retirar de la venta los kits caseros, tras conocer que el Sistema Español de Cosmetovigilancia, dependiente de la AEMPS y del Ministerio de Sanidad, había recibido notificaciones de profesionales de estética que, al aplicar esmaltes de uñas permanentes, habían tenido alguna sensibilización por no haber seguido (o tenido) las instrucciones de protección del fabricante.
La doctora Borregón aclara que el riesgo de los kits caseros que se venden por Internet está en el mal uso. «A la hora de aplicarse una misma estos esmaltes es más habitual el contacto accidental del esmalte fresco (los acrilatos no generan problema una vez secos, por eso también es importante que las uñas se sequen en lámparas apropiadas para este uso) con la piel de alrededor, lo que aumentaría las posibilidades de sensibilización».
Se ha visto que las esteticistas suelen presentar las lesiones en las yemas de los tres primeros dedos de las manos, sobre todo en la mano dominante, pero en el caso de las usuarias, las lesiones tienden a localizarse en la piel de alrededor de las uñas por esa mala aplicación. Esto nos hace insistir en la recomendación de acudir al salón, y que éste sea un centro especializado. Desde la firma italiana Bionike, añaden que este tipo de manicura puede llegar a teñir las uñas de un tono amarillento o hacer que aparezcan fisuras en las mismas. «La retirada del esmalte permanente o semipermanente se realiza con un producto y utensilio específico, que puede debilitar y arañar la uña», afirman. Pero no hay que demonizar este sistema. Como recuerda Elmis S. Pacheco, educadora de ORLY, el esmalte permanente no estropea la uña ni hace daño a la piel circundante, siempre y cuando usemos una buena marca, se cuide en su preparación antes y después del tratamiento, y se retire de manera correcta.
Tomado de https://www.abc.es