Responsabilidades de la JCE

La prueba de fuego de la Junta Central Electoral serán las elecciones municipales. Tiene que demostrar total capacidad de mando y de trabajo, para de esa forma dar confianza a los dominicanos de que está en posibilidades de dirigir las presidenciables.

Muchos consideran que es un tremendismo hacer cualquier tipo de crítica a la JCE. No estoy de acuerdo. La función principal de este organismo es dirigir todo el entramado de elecciones, desde las municipales hasta las que servirán para escoger al próximo presidente. Debe soportar críticas y sugerencias.

Por tanto, los enjuiciamientos van con el cargo. No tiene una patente ni un aplauso a cada paso. Tiene que demostrar toda su capacidad de trabajo y su imparcialidad día a día. Los jueces electorales trabajan con esfuerzos, pero han cometido el pecado de querer satisfacer las exigencias de todos los sectores.

Sus primeros problemas ocurrieron cuando se metieron a ser los organizadores directos de las primarias de los partidos políticos. Le hicimos las observaciones en ese momento, de que en torno a las primarias de los partidos, solo sacaría críticas y descrédito.

Las primarias eran tortuosas desde sus primeros acordes. Había fraccionamientos en los principales partidos. Era seguro que habría disgusto y acusaciones de fraude. No era papel de la Junta entrar de lleno a supervisar esas luchas intestinas. Una responsabilidad de los partidos, y de nadie más.

A pesar de los inconvenientes, la población dominicana tiene confianza en que estos magistrados podrán conducir con buen pie las elecciones municipales, por lo que tienen que dar ahora demostraciones de imparcialidad, de objetividad y de mano dura.

Los dominicanos quieren unas elecciones libres e independientes. Sin que los organismos competentes doblen las rodillas por las presiones. Hay que estar claro, que siempre el encargado de conducir un proceso electoral va a tener presiones.

Lo trascedente es que los miembros de la JCE siempre estén firmes, no se dejen acorralar, no sufran por el miedo, y que tengan en su conciencia que el pueblo dominicano espera que puedan conducir el proceso electoral con la mayor diafanidad posible.

Téngase en cuenta también que donde puedan fallar los jueces electorales, queda el camino de las altas cortes: Tribunal Superior Electoral, Tribunal Constitucional y hasta la Suprema Corte de Justicia. De acuerdo en que lo más rápido posible se den los ganadores, en un proceso ambientado con la mayor claridad.

Para que el pueblo dominicano tenga confianza total en la JCE es necesario que de una gran demostración organizando y supervisando unas elecciones municipales libres, democráticas y sin fraudes, ni entorpecimiento de ningún tipo. Y si hay irregularidades inducidas por políticos, que los responsables vayan a la justicia. ¡Ay!, se me acabó la tinta.