Un estudiante mata a 19 personas y hiere a más de 50 en el ataque de un estudiante a un instituto de Crimea
Una verdadera masacre, a juzgar por el balance final y los testimonios de testigos presenciales, ha sido el resultado del ataque lanzado este mediodía contra una escuela politécnica de Kerch (Crimea), territorio perteneciente a Ucrania que Rusia se anexionó en marzo de 2014. Armado con un fusil y varios artefactos explosivos que llevaba en una bolsa, Vladislav Rosliakov, un estudiante de 18 años de cuarto curso, penetró en el colegio, hizo explotar una bomba en la cafetería y subió al segundo piso disparando contra quienes encontraba a su paso, según fuentes oficiales. Un primer balance provisional eleva a 19 el número de muertos y a 52 el de heridos, de ellos casi 20 en estado crítico.
Después, según el jefe del Gobierno local y de facto gobernador de la península, Serguéi Axiónov, Rosliakov se disparó un tiro con su arma. Su cuerpo fue hallado en la biblioteca del centro. Según Axiónov, el estudiante actuó solo.
Sin embargo, la directora de la escuela, Olga Grebénnikova, declaró que un grupo de hombres armados irrumpió en las aulas disparando a todo el mundo. Ella, no obstante, reconoció que acababa de salir del centro docente y no presenció lo sucedido. Sus informaciones dijo que provienen de llamadas telefónicas de profesores que sí estaban dentro en el momento de la masacre.
Testimonios similares de estudiantes y personas que se encontraban cerca de la escuela han aparecido en redes sociales y también señalaban que hubo varios atacantes. En un primer momento, las autoridades rusas se mostraron cautas a la hora de definir lo sucedido como atentado terrorista, pero después así lo catalogaron.
El «número dos» de la Guardia Nacional, Serguéi Melikov, fue el primero en emplear la palabra «terrorismo» en relación con el ataque y el Comité de Instrucción ruso (SK) así lo ratificó. Pero, finalmente, se cambió la calificación de «acto terrorista» por el de «asesinato en masa», mientras los medios de comunicación rusos comparaban el suceso con la masacre en la escuela de Columbine en Estados Unidos.
Rosliakov había colgado en redes sociales simbología de los prorrusos rebeldes separatistas que luchan en Donetsk y Lugansk contra las tropas de Kiev. Había dedicado también entradas a una chica a la que decía amar, pero que, al parecer, sin que sus sentimientos se vieran correspondidos.
El ataque comenzó a las 12 del mediodía hora local. Toda la zona fue acordonada por las fuerzas de seguridad y llegaron decenas de ambulancias. Aunque el colegio está dotados de cámaras de seguridad, la Policía facilitó dos únicas imágenes del asesino, una bajando por la escalera con su fusil y un camiseta de color blanco con una inscripción en letras negras que no se puede distinguir, la otra de su cadáver yaciendo en el suelo de la biblioteca en un charco de sangre.
En la instantánea aparece también una bolsa con supuestos artefactos explosivos. Desde Sochi, el presidente Vladímir Putin dio el pésame a los parientes de los fallecidos. Allí recibió hoy a su homólogo egipcio, Abdel Fattah al Sisi.
Kerch, localidad portuaria situada en el extremo este de Crimea, es en donde termina el puente construido para unir la Rusia continental con la península. Tras la anexión de Crimea y la implicación rusa en la guerra en el este de Ucrania, las relaciones entre Moscú y Kiev han ido de mal en peor.
El último capítulo de confrontación tiene ahora carácter religioso. El Patriarcado de Constantinopla ha dado luz verde la Iglesia Ortodoxa de Ucrania para independizarse del Patriarcado de Moscú. La Iglesia Ortodoxa rusa ha respondido rompiendo todo vínculo con el Patriarcado de Constantinopla. El Kremlin amenazó incluso con acudir en ayuda de los ortodoxos ucranianos que se mantengan fieles a Rusia, si fueran objeto de algún tipo de violencia por parte de grupos ultranacionalistas ucranianos.